jueves, 17 de abril de 2014

Clandestino

Solo pudo pensar en ese momento que una sonrisa así seguramente debía ser prohibida para cualquiera, pero era para ella. La sonrisa de lado, los ojos cafés y el cabello negro ligeramente despeinado dejaban ver al hombre que solo ella lograba sacar, durante la noche pasaban las horas entre charlas, vino y sexo, o al menos eso era lo que se repetía en voz alta para no darle demasiada importancia, mientras el en secreto lo llamaba hacer el amor. 
El se negaba a creer que en tan poco tiempo esa mujer que lo había encontrado entre tanta gente y el bullicio del trafico no solo perteneciera a su vida, si no que la consideraba parte de el mismo, aunque ella le negaba la oportunidad de pertenecerse uno al otro, el aprovechaba cada contacto con su piel y cada gemido de satisfacción para apropiarse de partes de ella que nadie mas tendría o al menos era lo que esperaba.
Por las mañanas, antes de que el sol se asomara por completo en las calles de la ciudad, incluso antes de que las ventanas del pequeño departamento se tiñeran de ese delicado color naranja que anuncia el amanecer, ella simplemente desaparecía y hasta nuevo aviso el tendría el privilegio de tenerla de nuevo consigo, en su cama y mejor aun, impregnada en cada uno de sus sentidos, sentidos de los que ella se adueñaba desde el instante en que se acercaba a el con ese caminar felino que la caracterizaba y envuelta en el espectacular vestido rojo que el amaba puesto en ella, vestido que era el constante cómplice de sus encuentros, nada cambiaba en sus reuniones clandestinas, mismas horas, mismo lugar, mismo vestido, solo las notas de pasión aumentaban encuentro con encuentro envolviendolos en un frenesí de locura, soltura y delicadeza disfrazada de arrebato que los unía por completo.

Esa noche habían gritado como nunca, el durante el clímax de su encuentro grito sin miedo que la amaba, y ella simplemente había continuado con su trabajo restando importancia al momento y concentrandose en el placer que el ocasionaba en ella, pero al terminar, una escurridiza lagrima resbalaba por su mejilla haciendole entender que no le había restado suficiente importancia a un par insignificantes de palabras y así simplemente continuo con la rutina, antes de la llegada del alba ella se marcho del pequeño departamento, pero algo era diferente esta vez, ella jamas volvería a estar en el.

martes, 1 de abril de 2014

El cielo no es el limite...

Hace poco mientras caminaba sobre las calles de Mérida, de esas veces que miras sin mirar, cuando las caras de las personas son borrosas y vas inmersa en tus pensamientos, escuchando el ruido de la ciudad (la cual solo es ruidosa y bastante calurosa por las tardes) pude percatarme de lo invisibles que nos hacemos ante los ojos de los demás, todos con prisa, corriendo a trabajos o escuela o simplemente a alguna cita casual,  corriendo incluso mas que los autos atrapados en el terrible trafico del centro, y de repente la vi, una sola chica caminando con la lentitud normal que caracteriza a alguien sin preocupaciones y solo por un segundo sentí envidia.


Pasaron por mi cabeza recuerdos de las charlas con mis amigos universitarios, aquellos que están a un paso de la vida totalmente adulta, apreciando su esfuerzo, su trabajo, su vida y sin embargo añorando algunas partes de su infancia en que las preocupaciones tan solo eran las largas esperas a la hora de la comida, antes de salir a jugar, o ver su programa de tv favoritos o incluso los largos regaños de nuestras agotadas madres después de alguna travesura. Entendí en ese momento, al acompasar mis pasos a la lenta caminata de esa chica todo lo que dejamos pasar. Dejamos pasar el tiempo, acomodandonos a los horarios necesarios para mantener una vida ocupada, y dejamos pasar las horas esperando un pequeño descanso en el que gastamos cada minuto ajustando aun mas nuestro tiempo para hacer el día mas largo, para que todas aquellas ocupaciones nos absorban poco a poco. De alguna forma suena deprimente, un alto precio que pagar por lograr los sueños que se han ido forjando con el paso de los años, pero y ¿que pasa con aquellas personas que no están luchando por ellos? ¿que llevan una vida tan ocupada y monótona sin aspiraciones mas que el simple echo de realizar aquello que creen es lo correcto? Dejan pasar algo mas que unas horas en una mal trabajo en algo que ni siquiera consideran suyo por el simple miedo de no hacer lo correcto.

Es como aquellas personas que dedican su vida a estar encerrados en una fría oficina, donde cuatro paredes los mantienen cual cárcel, no solo para su persona si no para su alma, pidiendo a gritos un minuto de descanso, donde la monotonía hace estragos en ellos y sus rostros se ven cansados y viejos, perdidos en un sueño que no pudieron cumplir, buscando un momento de libertad, si bien aquellos valientes que dedican su vida a lo que aman, pagan un precio alto, al final tendrán la recompensa de convertir un trabajo en una aventura diaria, en que aquello que realmente aman hacer se convierte en su vida, y la ya conocida y temida monotonía no tiene paso en las almas y vidas de estas personas.

Valor es todo lo que necesita, ser músico, poeta, ingeniero, abogado, el cielo no es el limite, es el miedo.






lunes, 23 de diciembre de 2013

Seamos Libres

Había pasado mucho tiempo desde que pude tomarme la molestia de retomar mis inicios en la escritura, los baches en mi vida hicieron que la dejara a un lado por momentos hasta el punto de olvidarle por completo, esas historias fantasma que tanto me perseguían simplemente optaron por emprender la retirada y bajando la cabeza dieron media vuelta al sentirse rechazadas. 

Hoy de nuevo he tomado pluma y hoja y con ellas en mano me siento como una adolescente que va a su primera cita, los nervios toman mi estomago y en mi cabeza cual mariposas, revolotean ideas desordenadas. Miro de un lado a otro y puedo observar historias al rededor mio, ver personas e imaginar la vida tan increíble que pueden tener( o que no). Y entonces la duda regresa a mi, las mariposas como los fantasmas se retiran y me dejan en blanco de nuevo,  el miedo invade mis entrañas y dejo a un lado las ideas, la pluma y la hoja.


Esto no solo le pasa a un intento de escritora como suelo ser. Le sucede al mundo, a aquel hombre que se conforma con ver sonreír a quien ama y por miedo no intenta más, por el rechazo y por la falta de valor momentánea que invade a todos; le sucede a la mujer que por temor al que dirán deja de hacer lo que ama para convertirse en alguien que hace lo que le piden, y así, mil historias mas de personajes que podrían ser grandes y no lo son;  por atarse las alas ellos mismos, porque no permiten imaginarse que sería de ellos siendo libres.




Seamos libres un momento.

sábado, 23 de marzo de 2013

El problema de los poetas...

Interpretar, y con palabras dibujar los besos, pero dime poeta ¿Realmente lo sientes? ¿Realmente entiendes? El calor de los labios del amado, las manos temblorosas depositadas en una mejilla sonrosada, el corazón acelerado cual alas de colibrí.

Jamás se podrá describir aquel nudo en el estómago que es provocado por una caricia, o aquél revoloteo que se confunde con el volar de miles de mariposas justo en el estómago.

Jamás sabrás la desesperación de ver perdido al ser amado, a aquella persona que te complementa.

Ese querido lector es el problema de los poetas. Intentamos teorizar el amor y plasmarlo en banales hojas de papel cuando realmente no hay palabras suficientes para describirlo...


miércoles, 20 de marzo de 2013

Perder el tiempo...

Pude haber pedido regresar el tiempo, deseado mirar hacia atrás, regresar mis pasos y perder lo ganado, recuperar lo perdido y olvidar lo aprendido.
Desee nunca haber avanzado nunca haber crecido. He recapacitado, y fui tonta al pensar que las manecillas del reloj pueden ser manipuladas a mi antojo, el tiempo corre, los minutos pasan y la vida sigue, lo único que queda es aprender, ser humanos, cometer errores, tropezar, levantarme, volver a caer y recuperarme, es parte de...

Simplemente hay que vivir, aprender a hacerlo y no olvidar, disfrutar, gozar, luchar, amar.
¿Recuperar el tiempo perdido? que mentira más grande, el tiempo no se recupera, se aprende de él, se gana experiencia, se camina y se llega a la meta elegida.

El tiempo perdido, ¿en realidad existe el tiempo perdido? ¿acaso no se aprende en cada minuto que pasa? ¿en cada sufrimiento? ¿en cada alegría?


Me pregunto si realmente se puede perder el tiempo.







lunes, 18 de marzo de 2013

Otoño...


El bosque estaba oscuro ese día, era otoño y las hojas caían lentamente a la húmeda tierra. Ella estaba acostumbrada al mismo paisaje cada año, el mismo bosque, los mismos árboles. Solía pensar que incluso los días eran iguales, cada minuto y cada hora le parecían eternos. Olvidaba cuantos habían estado allí antes que ella maravillados por el hermoso paisaje que tenían ante sus ojos y que se les antojaba a libertad, pero que a ella le parecía una cárcel de la que no podía escapar.

Había nacido ahí, en ese viejo pueblo, crecido ahí y amado ese lugar que ahora aborrecía, solía decir que era un alma libre, pero no notaba que ella misma se ponía esas cadenas que la ataban a aquel lugar. Tal vez era la nostalgia de los años y la niñez vivida, el recuerdo de aquellas personas a las que amo y que poco a poco fueron dejando este mundo para ir a otro mejor.

-Al menos ellos han salido de este miserable lugar- dijo para sí, y no pudo evitar que una escurridiza lagrima escapara de sus ojos para seguir el mismo camino de las hojas otoñales. 

Y así hundiéndose en aquellos pensamientos y recuerdos tristes y melancólicos y dejándose invadir por la nostalgia y el terror de tener una vida monótona, decidió irse con aquellos en los que pensaba y abandonar ese lugar que para ella era una cárcel y para muchos un dulce recuerdo del pasado.










sábado, 16 de marzo de 2013

Hipocresía absoluta?

Normalmente cuando comienzo a escribir, tomo mi tiempo pensando en que seria mejor plasmar en una hoja, que le llegará a mis lectores e incluso a mi misma, pronto me di cuenta que aquello que es capas de llegarme a mi, aquello que logra explicar mi vida, mis sueños y esperanzas es aquello que debo plasmar. Al final, lo que un poeta debe lograr es quedar bien consigo mismo y con nadie más. 

Esto me lleva a ser honesto con uno mismo, decir lo que uno siente, piensa y plasma realmente es lo  que necesitamos,  suficientes mentirosos e hipócritas existen en nuestras vidas como para unirnos a esas listas inmensas de personas que son lo que no quieren ser y peor aún, que aparentan lo que no so realmente.

Señores, seamos nosotros mismos sin temer no ser comprendidos, sin temor a ser rechazados. 

¿Ustedes que opinan?